“Hoy es el primer partido después de una larga temporada en la que las restricciones no han permitido jugar con público. Hoy vendrán a verme todos mis amigos/as y toda mi familia. Estoy segura de que me animarán como los que más y estarán pendientes de todas mis acciones, así que tengo que hacerlo bien y demostrar todo lo valgo. Hoy si que es importante ganar.”
¿Qué deportista no ha tenido estos pensamientos en el momento de jugar un partido a ojos de su público? ¿O incluso ha intentado que no vengan a verle por no contar con un factor que puede afectar a su rendimiento?
En este caso, donde la presencia de público crea nerviosismo y posiblemente sensación de inseguridad por la puesta en escena, definir su presencia como algo positivo puede ayudar a regular este estado, transformándola en una situación placentera en vez de un momento donde te estás poniendo a prueba y tienes que demostrar tus habilidades. Para ello, es importante acordar con ellos/as cuál es su rol y si es necesario, especificar que existen límites que deben conocer para cumplir con su papel de agentes de apoyo, dejando claro que ciertas acciones pueden entorpecer la práctica deportiva del o la deportista en el momento de estar concentrado/a en la competición.
Es importante definirla como tal, ya que la manera en la que esta situación se interpreta influye directamente en nuestro arousal. Este es definido como: “un estado natural del organismo que presenta una función energizante que nos permite regular la intensidad de nuestro comportamiento para dar una respuesta ajustada y adaptativa a las demandas que se nos presentan”. La manifestación del arousal puede ser múltiple y diversa, tanto a nivel fisiológico como psicológico. El estado de arousal en sí no se relaciona con emociones placenteras o displacenteras, sino que dependerá del valor que atribuyamos a la activación. Por eso es importante conocer el nivel de activación de uno/a mismo/a para poder regularlo y llegar al estado de rendimiento óptimo.
Así mismo, del pequeño fragmento que introducía el escrito, es importante destacar el término “hoy” cuando aparecen estos pensamientos relacionados con el rendimiento en una situación concreta. No es más importante lo que hagas el día de la competición que lo que hagas en los entrenos, aunque si sea determinante porque depende de un resultado. Por esta razón, plantear durante los entrenos los diferentes retos que pueden aparecer en la competición puede ayudarte a prepararte para el momento y llegar con los deberes hechos. La preparación de ciertos acontecimientos nos crea una percepción de control sobre ello que nos hace estar más seguros/as de poder hacerle frente a esa situación con éxito.
Dentro de esta preparación, entra el registro de acciones diarias. Este consiste en tener por escrito o mediante grabaciones, todos aquellos avances que se vayan llevando a cabo para poder tener una “prueba” verídica de todo aquello que poco a poco se va consiguiendo. De esta manera, aunque en ciertas ocasiones se tenga la percepción de no haber rendido como se esperaba, se cuenta con un registro que te demuestra que puedes y sabes hacerlo. Solo se trata de tener en cuenta qué puede influenciar e intentar gestionarlo mediante el uso de diferentes herramientas como esta.
En definitiva, no podemos decir que la competición es un entreno más, pero si podemos simular que un entreno sea el día de la competición y poner en práctica ciertas estrategias para “engañar” a nuestra mente y disfrutar de compartir la práctica deportiva con las personas que más queremos. Para ello, de manera resumida, dejo aquí plasmadas las ideas que he ido comentando a lo largo del artículo, junto con algunas estrategias para poner en práctica en ocasiones donde el público se convierte en un inconveniente:
– Asocia la presencia de ellos/as con algo positivo: crea o escoge una palabra que te recuerde a ellos/as y asóciala a una acción o sentimiento que te cree buenas sensaciones.
– Reconoce a tu público como agentes de apoyo: consensua con ellos/as previamente cuál es su rol, dejando claro donde están los límites de participación.
– Regula tu nivel de activación: lleva a cabo ejercicios de relajación en el caso de estar sobre activado (i.e. ejercicios de control de la respiración) o ejercicios de activación en el caso de paralización en estas ocasiones (i.e. realiza ejercicios que requieran cambios de ritmo y atención plena en la actividad).
– Prepara la puesta en escena: con la ayuda de compañeros/as recrea una situación dónde estos/as representen el público y así trabajar la percepción de control sobre la situación por haberla vivido recientemente.
– Registra tu progreso: una situación no determina tu rendimiento, por eso es importante registrar de manera escrita o mediante grabaciones los avances que se van haciendo durante la temporada, para lidiar con situaciones donde por agentes externos (i.e. presencia de público) se puede dudar de las habilidades y capacidades propias.
Paula Sierra – Equipo de Lorena Cos