Las rutinas son tareas, pensamientos o acciones que son útiles para focalizar la atención en aquellas conductas que debemos realizar para conseguir un resultado beneficioso. Por ejemplo: antes de una competición, antes de un examen o antes de una presentación importante.
Este encadenamiento de conductas nos ayuda a prepararnos tanto física como mentalmente encontrándonos en un momento óptimo para realizar la acción, es decir, estamos diciéndole a nuestro cuerpo y a nuestra cabeza “¡atento! Que esto empieza ya”. Pero ¿cómo establecer estas rutinas?
En primer lugar, es muy importante llevar a cabo un ejercicio de AUTOCONOCIMIENTO, es decir, conocer y ser consciente de quiénes somos, qué recursos tengo, cuáles han sido mis experiencias… para poder establecer “sobre el papel” qué estrategias o qué rutinas son las que más me convienen en el momento actual.
Veamos un ejemplo: en el vestuario se realizará una sencilla técnica de respiración, se visualizarán los objetivos prioritarios para la competición y se dirá en voz alta una palabra de ánimo.
Tras probar estas estrategias por separado y comprobar que son óptimas pasaremos a la fase de automatizar dicha rutina, llevando a cabo sucesivas repeticiones de la secuencia completa. En este punto es muy importante llevar a cabo un proceso reflexivo en el que se evalúen cuestiones como qué debo seguir repitiendo o qué aspectos debo mejorar.
¿Cuándo puedo introducirla en el contexto real?
En el momento en el que no se tenga que hacer ningún tipo de esfuerzo para llevarla a cabo y que no interfiera en el desempeño óptimo de la tarea o tareas que se deben realizar. En este momento es cuando la rutina se afianza y cuando se tiene mejor control de las habilidades psicológicas, incluso en los momentos de mayor presión.
Elena Ferrer – Equipo de Lorena Cos