Las lesiones son aquello que más teme un deportista, aquello para lo que normalmente no se está preparado. En los últimos tiempos hemos podido ver como un futbolista como Ansu Fati ha encadenado un gran número de lesiones de media-larga duración, además, todas en un plazo de tiempo muy corto. Actualmente estoy seguro de que el propio futbolista estará pasando por un mal momento a nivel emocional, debido al propio bloqueo que aparece en éste tipo de situaciones, “fantasmas del pasado” como pueden ser sensaciones o emociones que el deportista experimentó en momentos anteriores….
Uno de los puntos clave en este tipo de lesiones es que el deportista se sienta arropado, por las personas de su entorno personal y deportivo, que sienta apoyo social y emocional.
La psicología en las lesiones: El papel del psicólogo.
El deportista tiene unas necesidades de recuperación, de readaptación y de apoyo social tan específicas que la psicología en las lesiones se hace imprescindible.
Podría decirse que el psicólogo deportivo debe realizar 3 tareas fundamentales:
- Se hace imprescindible que haya un acompañamiento desde el primer momento de la lesión, tanto a nivel deportivo como personal.
- Darle al deportista información relevante sobre tu estado de cara a ajustar sus expectativas. Que el deportista entienda y comprenda cual es su estado actual y que esto le ayude a aceptar su situación.
- Establecer una hoja de ruta donde el cortoplacismo sea primordial, definiendo unos objetivos y expectativas adecuadas a su estado actual. Habitualmente nos encontramos con expectativas orientadas a fechas o plazos de recuperación, cuando lo más adecuado es centrarse en el propio proceso de recuperación, aquello que nos ayudará a recuperarnos mejor….
Un modelo muy utilizado sobre la psicología en las lesiones deportivas para explicar los procesos por los que pasa es el de Kubler-Ross (1969), en su respuesta de reacción al dolor:
a.- Negación. En pleno shock, los deportistas se niegan a creer lo que les ha ocurrido.
b.- Cólera. Una vez que la realidad se impone, se castigan a sí mismos y a los que les rodean.
c.- Negociación. El atleta lesionado trata de racionalizar para eludir la realidad de la situación (me esforzaré más en el futuro, no volveré a arriesgar, seré más amable, etc.).
d.- Depresión. Se instala plenamente el reconocimiento de la lesión y sus consecuencias. El atleta experimenta una gran incertidumbre respecto a su actividad futura y, con frecuencia, sobreviene un estado depresivo.
OTRAS REACCIONES A LAS LESIONES DEPORTIVAS
· Miedo y ansiedad. Al atleta le preocupa su reestablecimiento, la recaída y, si alguien ocupará su puesto definitivamente.
· Falta de confianza. Dada su limitación para participar y competir, así como el deterioro de su forma física, los deportistas pueden perder confianza, pérdida que se traduce en un descenso de la motivación, un rendimiento inferior o una lesión adicional.
· Disminución del rendimiento. Debido a la debilitación de la confianza y a la pérdida de tiempo de entrenamiento, los atletas pueden experimentar declives en su rendimiento posterior.