Expresar nuestra opinión de forma consciente, congruente, clara, directa y equilibrada para muchos se convierte en un gran reto; comunicar nuestras ideas y sentimientos sin la intención de herir , actuando desde la cordialidad y la confianza es el objetivo.
Se trata de expresar lo que se siente, piensa, cree o se necesita, respetando el lugar del otro y abriendo posibilidades de diálogo.
Siempre explico que la asertividad es el puente que une a lo pasivo y a lo agresivo. Siendo pasivo aquel que no se respeta pero si respeta al entorno y agresivo, aquel que se respeta pero no respeta al entorno.
Comunicarse de manera asertiva hace que se respeten los derechos propios y de los demás (me respeto y te respeto). Así se conseguirá más a menudo lo que se desea y se está más satisfecho con los demás y contigo mismo.
En las familias como en cualquier sitio donde se convive, surgen conflictos, y más cuando tenemos adolescentes. Es la mayor inquietud en las familias, ¿Cómo me comunico?. Por eso me gusta partir de una premisa:
” Los que sois padres/madres sabéis lo que es ser adolescentes, pero los adolescentes no saben lo que es ser padres/madres”
¿Cómo comunicarme con mi familia?
Siempre hay cosas que podemos mejorar con la finalidad de entendernos, darnos espacio y sobre todo, respetarnos.
Algo muy básico y que considero la base de cualquier comunicación de calidad, es el tiempo, sin tiempo no nos implicaremos ni podremos dar esa presencia que requiere. Las prisas en esto no funcionan. Hay aspectos como los que os enumero a continuación que son muy importantes:
1.- Crear tiempos específicos para hablar con la familia. No hay escusas.
2.- Viviendo el valor del respeto desde dentro hacia fuera.
3.- Viviendo el valor del perdón. Enseñando a perdonar y pidiendo perdón cuando nos equivocamos, los adultos los primeros para que ellos nos puedan copiar.
4.- Aprendiendo a escuchar. Demostrando escucha activa (os escribiré un post próximamente sobre este punto).
5.- La expresión de sentimientos positivos, captar y resaltar lo bueno.
6.- Dando las gracias. Por cada cosa y da igual lo pequeña que sea, no por ello tiene menos valor.
7.- Hacerle ver a la persona que sus actuaciones te afectan sin necesidad de atacarla.
8.- Hablando de forma directa, clara y sin dar lugar a interpretaciones.
9.- Nunca creer que el otro sabe lo que estoy pensando. Asegurarme que lo ha entendido.
10.- Recordar que el cuerpo y nuestros gestos son también una manera de comunicarnos y que deben ir de la mano.
¿Qué puedo hacer?
- Decir las cosas siempre de forma positiva. Estamos acostumbrados a usar un lenguaje de tinte negativo, a comenzar nuestras frases con un no, por ejemplo, “no grites” ¿qué tal si decimos: “intenta hablar más bajito”?
- Crear un clima emocional que facilite el dialogo. La comunicación debe llevarse a cabo en un ambiente de armonía. Ello facilitará la canalización de la agresividad y la resolución de conflictos de forma asertiva.
- Escucha con atención e interés. Hay personas que dan sus opiniones, sin escuchar a los demás. Produce indiferencia del otro hacia él y acaba por perder la motivación por la conversación.
- No recurrir a las amenazas, no resulta una estrategia productiva si no facilitadora de conflictos.
- Pedir la opinión de los hijos. Los adultos debemos dejar la posibilidad de réplica. La predisposición a escuchar el argumento del otro y admitir que puede no coincidir con el propio ayuda al diálogo.
- Ponernos en el lugar del otro. Sé empático a la hora de hablar con tus hijos y entiende que pueden tener otros puntos de vista.
- Dar mensajes consistentes y no contradictorios. Como padres o madres, debemos aprender la habilidad de realizar peticiones de manera directa y que no sea contradictoria.
- Obedecer a la regla de que “ Todo lo que se diga se cumple”. Ser coherentes con lo que decimos y hacemos.
- Expresar y compartir sentimientos, sin decir todo lo que piensas, solo lo necesario.
- Ser claro a la hora de pedir algo y no andar con rodeos. Aprende a decir que no puedes cumplir.
- Preguntar es interesarse. Abusar lo convierte en desconfianza.
- Mostrar disponibilidad para hablar y escuchar. Es mejor decir ahora no puedo que estar a medias.
- No supongas lo que tu hijo piensa, comprueba y verifica.
<< Si todos ponemos de nuestra parte, si generamos espacio donde nos miremos a los ojos, nos escuchemos y estemos presentes como padres y madres, todo será mucho más fácil >>
*Si queréis información sobre mi trabajo con familias y adolescentes estaré encantada de atenderos y ofreceros la primera sesión valorativa totalmente gratuita*