La relación entre los entrenadores/as y las familias no siempre resulta fácil y, sin embargo, resulta fundamental que esta sea óptima, sobre todo cuando se trata de deportistas jóvenes.
Las familias forman parte del triángulo deportivo (deportistas-familias-cuerpo técnico), lo que significa que de la misma manera que es obvio que debe haber una buena comunicación y relación entre entrenadores y deportistas, también debe existir entre entrenadores y familias. Está claro que el tipo de relación no será la misma, pero es importante que ambas partes tengan claro la importancia de esta interacción.
Para los entrenadores no siempre es fácil comunicarse con las familias, e incluso en muchas ocasiones pueden llegar a sentir que son un obstáculo en su trabajo, ya sea porque se entrometen en labores técnicas o, por todo lo contrario, no asumen el compromiso que deberían. En estos casos, es fácil atacar a las familias y verlas como un problema o impedimento, pero también debemos ponernos en su situación, nadie les ha enseñado cuál debe ser su rol en el deporte ni de qué manera pueden favorecer a sus hijos. En la mayoría de los casos, actúan con la mejor de sus intenciones, desde la preocupación y/o el desconocimiento.
Por ello, los entrenadores también deben ir educando poco a poco a las familias hasta dejar claro qué rol tiene cada uno, saber diferenciarlos y respetarlos. Es importante conseguir un clima óptimo entre ambas figuras y que así lo perciban los deportistas, ya que de esta manera también se transmiten valores como el respeto y la colaboración.
Como entrenador/a, sobre todo de deportistas jóvenes como hemos comentado antes, es fundamental que hagas partícipes a las familias para que así se sientan satisfechas.
Algunos aspectos que puedes tener en cuenta son:
- De la misma manera que se hace una reunión a principio de temporada en la que se explica cuál va a ser el funcionamiento de la temporada, objetivos, horarios, etc., es interesante mantener estas reuniones de manera periódica a lo largo de la temporada para ir haciendo un seguimiento, comentar aspectos importantes y resolver posibles dudas.
- Marcar límites cuando percibas que asumen funciones que no les competen o que no respetan tu trabajo.
- Establecer las vías de comunicación y un horario en el que pueden contactarte, así como posibles horas de tutoría para comentar aspectos individuales de cada deportista.
- Hacer talleres o charlas formativas dirigidas por un psicólogo deportivo para dar herramientas y pautas a las familias.
En conclusión, se debe dar importancia a las familias y que estén satisfechas, pero siempre marcando unos límites y diferenciando los roles, ya que sobre todo en el deporte formativo son parte indispensable para que los niños y niñas vayan a entrenar y quieran seguir en el mismo club.