Todos sabemos lo importante que es la motivación para el rendimiento deportivo. Sin motivación no te apetece ni ir a entrenar. Y es que la motivación es la primera variable psicológica que entra en juego para llevar a cabo cualquier actividad que nos propongamos, incluido el entrenamiento y la competición. Si no estoy motivado no iré a entrenar o iré, pero no me esforzaré demasiado. La motivación es una variable clave para conseguir la ansiada adherencia al entrenamiento.
Se entiende por motivación al grado de interés del deportista por su actividad y/o las consecuencias de todo tipo que genera esta (Buceta, 2016).
Un determinante clave para la motivación son los costes y los beneficios que percibimos de llevar a cabo una actividad. Es decir, el ‘’precio’’ a pagar y la recompensa que obtendré. Para alcanzar una motivación robusta, es imprescindible establecer una buena relación entre costes y beneficios percibidos. Por ejemplo, si intuyo que algo me va a costar más de lo que me va a aportar, difícilmente me motivará.
Entonces, ¿si los costes son bajos la motivación será mayor? ¡No!
En general, los costes deben ser acordes a los beneficios que esperamos obtener. De hecho, en deportistas con una gran autoconfianza el hecho de asumir unos costes elevados puede suponer un reto que les motive. Pero como es lógico, cuanto más atractivos sean los beneficios, mayor será la motivación inicial y los costes que los deportistas está dispuestos a pagar. La motivación se consolidará si el deportista conoce los costes a pagar y está dispuesto a asumirlos. Sin embargo, es importante que el deportista tenga la certeza de que asumiendo estos costes conseguirá los beneficios deseados (esta es una parte importante, ya que muchos deportistas no tienen clara esta relación cuando se les solicita un esfuerzo elevado). Finalmente, esta motivación se fortalecerá si el deportista consigue los beneficios deseados y más si percibe que los ha conseguido a través de su esfuerzo.
Para fortalecer tu motivación y la de la de tus deportistas prueba estos consejos:
- Establece objetivos de resultado atractivos (beneficios), pero no te quedes ahí.
- Establece un plan para conseguir tus objetivos (costes).
- Valora si estás dispuesto a asumir los costes o necesitas replantear el objetivo de resultado. Una buena herramienta para esto son las matrices de decisiones, con la cual podrás reflexionar y contemplar los costes y beneficios a corto y largo plazo para distintas opciones alternativas.
- Asocia los costes a corto plazo con los beneficios a largo plazo. Es decir, asocia el entrenamiento de hoy a los beneficios que obtendrás en el futuro. La matriz de decisiones es una buena herramienta.
- Establece entrenamientos estimulantes y divertidos. Emplear las tareas competitivas con criterio y contar con diferentes ejercicios para trabajar el mismo contenido son buenas ideas.