La psicología del deporte es una disciplina que se centra en el estudio de los factores psicológicos que influyen en el rendimiento deportivo y uno de ellos es la capacidad del deportista para concentrarse en aquello que puede controlar y que depende de él en lugar de enfocarse en aspectos externos incontrolables.
En un entorno deportivo, existen muchos factores que pueden influir en el rendimiento de un deportista. Algunos de estos factores son internos, como la capacidad física y técnica del deportista, su nivel de concentración y su estado emocional. Otros factores son externos, como el clima, las condiciones del campo de juego, el nivel de competencia de los oponentes y la actitud del público.
Es importante que los deportistas aprendan a centrarse en aquellos factores que pueden controlar, como su propio rendimiento, su actitud y su nivel de concentración. Al enfocarse en estos factores, los deportistas pueden controlar su propia actuación y maximizar su potencial.
Cuando un deportista piensa en aspectos que dependen de uno mismo como son la tarea, su actuación o juego y situaciones pasadas de éxito, nos encontramos con diferentes beneficios:
- Mayor nivel de autocontrol percibido.
- Aumenta el nivel de autoconfianza.
- Concentración puesta en estímulos adecuados para el rendimiento.
Todo ello acaba derivando en un mayor rendimiento de forma habitual, ya que los recursos del deportista están puestos en elementos que son importantes de cara ofrecer un mejor rendimiento y que además, están bajo su control.
Por el contrario, si los deportistas se enfocan en factores externos incontrolables, como el clima o el nivel de competencia de los oponentes, pueden sentirse frustrados y desmotivados. Esto puede afectar negativamente su rendimiento y su actitud hacia el deporte. Normalmente nos solemos encontrar con que cuando ocurre esto:
- Disminución de la sensación de autocontrol.
- Aumenta el nivel de ansiedad o miedo.
- Pérdidas de concentración.
Una estrategia eficaz para ayudar a los deportistas a centrarse en aquello que pueden controlar es enseñarles a establecer metas claras y alcanzables. Las metas deben ser específicas, medibles, alcanzables, relevantes y estar limitadas en el tiempo. De esta manera, los deportistas pueden enfocarse en mejorar su propio rendimiento y trabajar hacia objetivos concretos y alcanzables.
Además, también ayudará que seleccionen los estímulos adecuados a los cuales debe prestar atención durante la competición, ya sean internos o externos, por ejemplo, su respiración o el sonido de la salida en una carrera.
Otra estrategia útil es enseñar a los deportistas a controlar su diálogo interno. El diálogo interno es la voz en la cabeza de una persona que le habla constantemente. Si el diálogo interno es negativo, puede afectar la actitud y el rendimiento del deportista. En cambio, si el diálogo interno es positivo y motivador, puede mejorar la confianza y el rendimiento del deportista. Sobre todo, este diálogo interno debemos relacionarlo con todo lo anterior: sus objetivos y los estímulos importantes.
Con este autodiálogo no buscamos “engañarnos” ni decirnos que “soy el mejor, voy a ganar, todo va a salir bien”, si no enfocarnos en aquello que es importante para tener un buen rendimiento en la situación en la que estamos.
Por tanto, es importante que el deportista trabaje, primero de forma externa y posteriormente durante los entrenamientos, en aquello que depende de el mismo, tanto durante un entrenamiento como durante la competición, para poder tener un mejor rendimiento además de una mayor sensación de disfrute, ya que sentirá que tiene un mayor control sobre lo que está haciendo.