La atención es una capacidad cognitiva que tiene que ver con la habilidad de atender tanto a estímulos ambientales como a los estados internos. Hay que decir que, ésta tiene mucha influencia en el rendimiento deportivo, es decir, puede ayudarnos a aumentar la probabilidad de conseguir un objetivo.
No hay un solo tipo de atención, sino que el nivel adecuado dependerá de las características de la persona, pero sobre todo de la situación a la que nos enfrentamos. Por ejemplo:
- Una atención amplia permitirá tener en cuenta un mayor número de estímulos siendo útil para el aprendizaje de habilidades complejas con distintos movimientos
- Una atención reducida ayudará a llegar a un nivel de concentración óptimo lo que permite una mayor precisión en la ejecución
Del mismo modo, la atención es una habilidad considerada la primera fase de todo aprendizaje, ¿esto qué quiere decir?
Si nuestros deportistas no atienden a las explicaciones, a los elementos considerados prioritarios o a las señales de su cuerpo va a ser difícil que integren la información relevante para construir un aprendizaje sólido que vaya evolucionando mediante la incorporación de nuevos elementos.
Por último, hay que comentar que, mantener un nivel de atención estable en un periodo largo de tiempo es muy complicado, por lo tanto, es crucial trabajar qué ocurre cuando pierdo mi atención y qué hago para llevarla (de nuevo) al nivel óptimo.
Por lo tanto, ¿qué debo tener en cuenta a la hora de trabajar esta variable psicológica?
- Tener claro cuál es el objetivo final al que debo atender
- Establecer un plan atencional, es decir, concretar las diferentes situaciones y hacia dónde llevar la atención en cada momento
- En el plan atencional es importante fijar los momentos en los que se puede bajar momentáneamente el nivel de atención
- Anticipar posibles momentos en el que puedan existir fallos atencionales
- Tener un plan para actuar en estos momentos