Cuando hablamos de niños en etapas formativas y educativas no es aconsejable cambiarlos de club por el simple hecho de ir a uno mejor, donde tenga más opciones de competir, porque está en la parte alta de la clasificación o porque de ahí nacieron grandes deportistas. ¿Mejor en qué? ¿Para quién? ¿Para el niño o para nosotros?
En estas edades tenemos que dejar que aprendan y se desarrollen en el contexto deportivo con el que están familiarizados, sin dejar de lado que el destacar o tener habilidades ahora no les obligará a dedicarse a ello en un futuro.
La familia es un gran apoyo y debería de concentrar toda su energía en transmitírselo a sus hijos sin tener que preocuparse por tomar decisiones que no tocan. Es el propio proceso formativo el que marcará el cambio, no es necesario anticiparse, si le gusta y elige ese deporte para competir, creara nuevas oportunidades más adelante.
El entrenador que educa en estas categorías tiene que controlar la captación que hace de otros niños a clubs vecinos con el objetivo de diseñar un “gran equipo” y sin pensar en lo que es mejor para ellos y para su desarrollo.
El entorno saludable y confortable en el que se encuentran jugando en el equipo de su barrio está por encima del estatus o reconocimiento deportivo que pueda dar un club, olvidando esas proyecciones a largo plazo que pensamos pueden tener si hacen el cambio.
El mejor club para que tu hijo crezca de forma saludable será aquel en el que:
Ahora toca preocuparnos de que se diviertan y estén cómodos con su deporte y con el contexto donde lo practican, lo demás ya llegará, no tengamos prisa en adelantar nada.
Lo más importante, escuchemos a los más pequeños, sus necesidades y sus opiniones para hacer que todo sea mucho más fácil.