Este artículo se ha realizado en colaboración con: Juany García (@JGNpsico)
Estar en la élite tiene su fecha de caducidad. El poner fin a una etapa en la que se ha invertido tanto esfuerzo y dedicación al deporte no es tarea fácil.
EL planteamiento de incorporarse a una vida distinta a la soñada, alejada de las metas que siempre estaban presentes, supone un punto de transición para el deportista. Por mucho que se organice la llegada de dicho momento, casi nunca se está suficientemente preparado para afrontarlo.
DECIDIRLO NO ES FÁCIL
La retirada es una etapa por la que tienen que pasar todos los deportistas. No hay duda de que ninguno se libra de ello. La clave la encontramos en reconocer el momento adecuado, aceptarlo como tal y tomar la decisión final. Momento duro y costoso de cambio que nos abre las puertas a otro mundo.
Este momento puede venir como consecuencia de un proceso biológico, de que llega la hora de pasar página y empezar un nuevo camino o bien por cualquier aspecto que impida que se rinda a un nivel óptimo, como pueden ser las lesiones.
El motivo que lleva al deportista a tomar la decisión será clave en el tipo de afrontamiento que se tendrá en esta etapa.
INESTABILIDAD EMOCIONAL
Cuando tienes que decir adiós a las rutinas que te han acompañado durante años cada día de tu vida no es fácil.
Decir adiós a “tanto” cuesta digerirlo, despedirte de ir a los entrenamientos, de poder competir cada fin de semana, de convivir con tus compañeros, de vivir con el apoyo de los que te siguen, de gozar de un buen sueldo que te permite tener un buen status y por último de ese reconocimiento social que te brinda el haber llegado tan lejos.
Tu vida pasa de estar organizada por completo alrededor del deporte, además de estar rodeada de muchos profesionales que te ayudan en cada momento para que todo sea más fácil (entrenadores, compañeros, utilleros, fisios, psicólogos, delegados, médicos, representantes, etc.) a de repente encontrar esa “soledad” al ver que todo eso con lo que te identificabas ya no te acomapaña.
La retirada no deja de ser una pérdida de algo muy querido, que para uno mismo tiene un gran valor y que exige de tiempo para gestionarlo. Hablamos de un proceso de duelo, en el que poco a poco hay que atravesar sus distintas fases para finalmente poder superarlo.
Por todo ello es importante hacer una buena gestión de las emociones, evitando así cualquier complicación que pudiera surgir en el proceso y perjudicar al exdeportista.
PREPARAR EL CAMBIO
En el deporte de élite, muchos clubs cuentan con asesores financieros que aconsejan a los deportistas qué pueden hacer con su dinero. Sin embargo, no existen programas de asesoramiento vocacional que ayuden al deportista en su transición a la retirada. Cada vez se incorporan más psicólogos a entidades deportivas, pero es necesario dar un paso más, e implantar en clubs y federaciones este tipo de programas.
Dejar la élite puede ser un duro golpe si no se gestiona bien, conocemos casos como el de Julio Alberto, que sufrió problemas de drogadicción tras dejar su carrera como futbolista, afortunadamente pudo superarlos y ahora usa esa experiencia para ayudar a jóvenes con dificultades similares. Desgraciadamente, también conocemos casos con final amargo, en los que la depresión tras el retiro ha resultado letal…
Es muy importante idear un plan antes de que llegue el momento de la retirada, y éste puede iniciarse con unos sencillos pasos que parten desde la autoevaluación:
- ¿Qué me gustaría hacer tras retirarme? Una persona que ha dedicado toda su vida al deporte, probablemente quiera seguir vinculada a este mundo, hay muchas opciones: entrenador, representante, scouter, comentarista deportivo, preparador físico, fisioterapeuta, psicólogo, etc.
- ¿Tengo la preparación suficiente o necesito formarme?
- Consultarlo con la familia, decidir juntos. Constituyen una parte fundamental del proceso, ellos también tienen que acostumbrarse al cambio de vida, y es importante su apoyo en esta transición, es obvio que todo es más fácil cuando sientes que el entorno actúa como un sostén moral.
Hay que pensar en la carrera deportiva como una fase más de la vida, como un bagaje que te puede impulsar a tu próximo destino profesional. Aferrarse al pasado, a lo conseguido, puede convertirse en una fuerte losa que te impida soltar amarras… la retirada es subirse al barco, mirar con nostalgia el puerto que dejas, pero dirigirte con ilusión a un nuevo destino que tú has elegido, y ese nueve viaje ha de planificarse con antelación.
REINSERCIÓN LABORAL
Si el rol profesional elegido para el futuro requiere un mayor tiempo de formación (una diplomatura o licenciatura), es importante la anticipación, empezar a combinar los estudios con el deporte.
David Barrufet, portero de balonmano (de F.C. Barcelona y Selección española) fue profesional de este deporte durante 22 años. Se retiró en 2010 y cuando le preguntaron a qué iba a dedicarse, dijo “lo bueno que tiene el deporte es que te brinda mucho tiempo libre y yo lo he aprovechado para estudiar y leer. Algunos compañeros de profesión juegan a las maquinitas, pero yo preferí estudiar”.
En el momento de su retirada ya había obtenido la licenciatura en Derecho y posteriormente se incorporó al departamento jurídico del club. Anticipación y planificación.