En el deporte de élite e incluso en según qué situaciones del deporte de iniciación poder tener un rendimiento óptimo es lo más buscado por todos los atletas, entrenadores, familiares.. y esto lo persiguen incansablemente.
Sin embargo, alcanzar este estado no sólo requiere habilidades físicas, técnicas o tácticas, sino también entender el papel que juega nuestra mentalidad. Como deportistas y personas nos “enfrentamos” o interaccionamos en dos contextos, el externo (que vimos anterior artículo) y el interno, para poder conseguir nuestras metas. Hoy, veremos cómo ser conscientes de esta diferencia y cómo manejar estas dos dimensiones puede ser clave para alcanzar que los deportistas puedan alcanzar su potencial.
El contexto interno se refiere a todos los aspectos relacionados con nuestras emociones y pensamientos, sensaciones… En el deporte, esta dimensión puede tener un impacto significativo en nuestro rendimiento. Por ejemplo, la confianza en uno mismo, la motivación, la concentración y la gestión del estrés son todos aspectos que pueden influir claramente en nuestra capacidad para rendir en el campo.
La confianza en uno mismo, por ejemplo, es fundamental. Creer en nuestras habilidades o capacidades nos ayuda a enfrentar entrenamientos, competiciones con determinación y resiliencia frente a posibles adversidades. De la misma manera, mantener niveles adecuadosdemotivación puedeayudaradarlomejordenosotrosmismosencadasesión de entreno o competición.
Por otro lado, el contexto externo se refiere a todos los factores que no están bajo nuestros control al 100% pero que pueden influir en nuestro rendimiento deportivo. Esto puede incluir el clima, las condiciones del terreno, los rivales, nuestros compañeros, el entrenador…. Si bien no podemos controlar estos elementos externos, sí podemos aprender a adaptarnos a ellos de la mejor manera posible.
La adaptabilidad es una habilidad clave en este sentido. Ser capaces de aceptar este contexto externo que no podemos modificar y saber ajustarse rápidamente a situaciones nos permite enfrentar a los obstáculos que surgen durante la competición, entrenamiento o incluso lesiones de manera adecuada y con cierta tranquilidad. Además, aprender a mantener la calma y no dejarse llevar en exceso por elementos externos que afecten nuestra actitud y desempeño es fundamental para mantener el control sobre nuestra propia experiencia deportiva.
Como vemos ambos contextos tienen un papel muy importante en el rendimiento deportivo, pero desarrollar una confianza, motivación y concentración adecuadas, variables que podemos entrenar, hará que al mismo tiempo el deportista desarrolle una capacidad de adaptación y respuesta de manera efectiva a las exigencias o necesidades del entorno externo.
Como resumen, ser conscientes de la diferencia entre el contexto interno y externo nos permite tomar el control de nuestra experiencia en el deporte. Al enfocarnos en aquello que está dentro de nuestro control, podremos desarrollar una mentalidad resiliente y
orientada hacia el crecimiento y no los resultados, que nos permitirá mejorar constantemente en el deporte y en la vida, teniendo una mejor experiencia deportiva.