En el mundo del deporte, la ansiedad es a menudo vista como un enemigo, un obstáculo que los deportistas deben superar para alcanzar su máximo potencial. A menudo, la ansiedad, está asociada con el miedo al fracaso o la presión por el rendimiento y es vista como algo exclusivamente perjudicial por la fuerte connotación negativa que tiene.
Aunque puede parecer contradictorio, la ansiedad, cuando se maneja adecuadamente, puede desempeñar un papel positivo en el rendimiento deportivo.
- Impulso a la preparación.
La ansiedad precompetitiva puede actuar como un recordatorio de la importancia de la próxima competición. Esta sensación de nerviosismo puede motivar a los deportistas a prepararse más a fondo, ya sea a través de entrenamiento adicional o de que el propio entrenamiento sea de mayor calidad, atención a la nutrición o descanso adecuado. La ansiedad puede ser un catalizador para el perfeccionamiento de habilidades y estrategias, lo que lleva a un rendimiento mejorado en el momento crucial.
- Enfoque en momento presente
Cuando se canaliza adecuadamente, la ansiedad puede ayudar a los deportistas a mantenerse enfocados en el presente. En lugar de distraerse con pensamientos sobre el resultado final o preocupaciones futuras, puede centrar la atención del deportista en la tarea inmediata. Este enfoque puede traducirse en una ejecución más precisa de habilidades y tácticas, permitiendo que el atleta dé lo mejor de sí mismo en el momento presente.
- Activación fisiológica
La ansiedad está estrechamente relacionada con la activación fisiológica, que incluye un aumento en la frecuencia cardíaca y la liberación de hormonas del estrés como la adrenalina. En dosis moderadas, esta activación puede proporcionar a los deportistas un impulso de energía adicional que mejora su rendimiento. La sensación de «mariposas en el estómago» puede convertirse en combustible para el esfuerzo físico, permitiendo que se alcancen niveles más altos de intensidad y resistencia.
- Tolerancia a la ansiedad
Experimentar ansiedad antes o durante la competición es natural e inherente al deporte. Aprender a afrontar y gestionar estos sentimientos fortalecerá la preparación psicológica de los deportistas, facilitando ser capaces de superar ciertas adversidades. Aquellos que tienen mayor tolerancia a la ansiedad son más propensos a superar obstáculos, ser perseverantes y mantener el rendimiento aun estando bajo presión.
- Crecimiento personal y deportivo
Por otro lado, enfrentarse a situaciones estresantes en el deporte puede ser una oportunidad de crecimiento personal y deportivo. Aprender a manejar la ansiedad en el contexto deportivo puede equipar a los deportistas con habilidades de afrontamiento que son transferibles a otras áreas de sus vidas, aprendiendo a utilizar técnicas para gestionar sus emociones, fortalecer su autoconfianza y maximizar su rendimiento en todas las condiciones.
En conclusión, en lugar de considerar la ansiedad como algo negativo y que se debe evitar a toda costa, resulta más inteligente que los deportistas pueden aprender a normalizar y aceptar su presencia y aprender a gestionarla de manera efectiva. Esto facilitará un buen enfoque y una buena activación que permitirá alcanzar el rendimiento deseado.