Tanto el documental de informe Robinson, como el libro de Ronald Reng sobre su biografía (Una vida demasiado corta), son dos diamantes que no pasan desapercibidos, hay tanta emoción como conocimiento en cada una de sus imágenes y de sus letras, os animo a que acudáis a ellos y conozcáis de cerca lo que pasaba por la cabeza de Robert, tanto si eres psicólogo como si eres deportistas, futbolista o portero, es una historia que marca.
Muchos tienen miedo a la muerte pero en esta historia vemos como también se puede tener miedo a la vida y de ahí la importancia del trabajo psicológico dentro del deporte.
Breve resumen:
La obra narra cómo el cancerbero acumulaba un dolor psicológico insoportable. Se apuntó a que su muerte había obedecido estrictamente a motivos personales: “No tiene nada que ver con el fútbol”, declaró entonces el presidente del Hannover, Martin Kind. El futbolista atravesaba un momento dulce en su carrera, con muchas posibilidades de ocupar la portería de la selección en el Mundial de Sudáfrica. El suicido se relacionó con la muerte de su hija Lara de dos años en 2006. Enke se encontraba tumbado a su lado cuando el corazón de la pequeña falló. Se especuló con que el jugador nunca superó la pérdida a pesar de que seis meses antes de poner fin a su vida, su mujer, Teresa, y él habían adoptado una niña llamada Leila.
La gota que colmó el vaso fue el partido de Copa contra el Novelda, de Segunda B, que supuso la eliminación del Barcelona. Aquel día Enke fue titular y encajó tres goles: “Se auto inculpó de forma exagerada y se sintió muy solo cuando Frank de Boer le criticó por su actuación durante una rueda de prensa. Se hizo una idea equivocada de lo que pensaban de él en el vestuario”, opina el escritor. Le describe como una persona muy vulnerable y angustiada a pesar de la imagen de fortaleza que proyectaba. Dice que vivía sumido en el miedo, tomaba antidepresivos y su mujer luchaba para sacarle de la cama. Al portero “le asustaban los partidos”, pero no quería que nadie descubriera su temor. Unos meses antes de su suicidio no acudió a una convocatoria de la selección por un supuesto virus que escondía un trastorno depresivo.
La mayoría de sus pensamientos solo los compartía con su diario, que el mismo calificaba de depre-agenda, a la que el autor del libro ha tenido acceso. En una de sus páginas se mencionaba a sí mismo como “Robbi con su cabeza rota”. Una vida demasiado corta recoge testimonios de muchos excompañeros del guardameta, entre los que se encuentra Valdés. El blaugrana asegura que “Robert era frío, pero tenía el aura de las buenas personas”. El periodista, amigo íntimo de Enke desde su etapa en el Benfica, asegura que nadie se imaginaba lo que planeaba. Recuerda que en la última foto que se hizo con su mujer e hija adoptada, el jugador lucía “la sonrisa más bonita del mundo”. El día del suicidio le dijo a su esposa que volvería tarde a casa porque tenía entrenamiento. Conocía al dedillo los horarios del ferrocarril y cuando el expreso pasó a toda velocidad a las 18.15 horas puso fin a su pesadilla.