La frustración aparece cuando no conseguimos lograr alguna cosa que para nosotros es importante. Se trata de una respuesta emocional normal y no debemos reprimirla, pero si aprender a gestionarla.
Hay que partir de la base de que en la vida y en este caso, en el deporte, se van a dar situaciones que no son de nuestro agrado, y debemos afrontarlas de la mejor manera posible, sin recurrir a la ira desproporcionada. Fallar forma parte del proceso de aprendizaje y no debemos tener una visión negativa sobre este, sino todo lo contrario, una oportunidad de aprendizaje.
Vivimos en una sociedad de la inmediatez, lo queremos todo en el momento y a la primera,y en las generaciones más jóvenes de cada vez es más frecuente una baja tolerancia a la frustración. Debemos trabajarla desde que son pequeños y ayudar a desarrollar la paciencia y la persistencia.
Para ello, los adultos tenemos un papel fundamental, tanto si ejercemos el papel de familia como de entrenador/a. Aquí te dejo algunas pautas generales que es importante tener en cuenta para transmitir esta visión a los más pequeños.