Cuando se trabaja de manera individual con algún o alguna deportista, tratar cuáles son los valores que lo definen es importante. Nos dará mucha información, tanto a nosotros/as como psicólogos/as como a él/ella sobre qué es aquello que guía sus acciones y porqué hay ciertas situaciones o aspectos que le importan tanto.
Son una pieza clave del autoconocimiento, aspecto que debe trabajarse para que aquellas habilidades o competencias que se deben mejorar para rendir de manera óptima se puedan identificar y el trabajo que se vaya a hacer sea lo más personalizado y ajustado a ese/a deportista. Además, si ese o esa deportista comprende el porqué de ese trabajo, seguramente se sienta más comprometido/a con lo que se vaya a hacer y más de acuerdo con la propuesta que se plantee.
Este trabajo individual nos va a ayudar en todos estos aspectos, pero… ¿qué pasa si en vez de trabajar de manera individual, empiezo a trabajar con un equipo al completo? Es una pregunta que da pie a plantearse cuál sería la mejor manera de hacer que un grupo se sienta realmente un equipo, teniendo en cuenta que se busca lo mismo que cuando se trabaja de manera individual: que todos/as los/las miembros/as compartan ciertos valores de equipo que les represente y puedan definirse a través de ellos.
Para hacerlo, como comentaba al trabajar de manera individual, necesitamos que sus integrantes se involucren en la definición de estos, ya que imponerlos o suponerlos por su discurso podría llevarnos al error o a la falsa definición, pudiendo caer en lo que significa para nosotros/as y no para ellos/as. Además, como comentaba, el hecho de hacerlos/as partícipes nos puede ayudar a que todos/as ellos/as se sientan más comprometidos/as y durante el trabajo sepan que se está trabajando y en qué punto se encuentran como equipo, pudiendo también debatir que necesitan para llegar a reflejar de manera clara ese valor que les representa cuando están en pista compitiendo o entrenando.
Un ejercicio que nos puede servir es el siguiente: consiste en reunir a todos/as los/las jugadores/as en una sala donde pueda haber una pizarra y todos/as ellos/as cuenten con un papel y algo para apuntar la respuesta de la siguiente pregunta: ¿qué debe tener un buen equipo? Y aquí empieza la dinámica:
- Cada uno/a de ellos/as deberá apuntarlo de manera individual, teniendo en cuenta que puede poner 4 cómo máximo.
- Una vez lo tengan, tu como dinamizador/a de esta actividad, recogerás en la pizarra aquellos que han salido, abriendo debate por si alguien quiere cuestionar o dar su opinión sobre algo que haya salido.
- Una vez quedan cerrados cuáles son esos valores porque todo el mundo está de acuerdo, por grupos de 2 o 3 personas, deberán debatir sobre en qué punto creen que se encuentran (del 1 al 10) respecto a ese valor. O lo que es lo mismo, cuanto creen del 1 al 10, que tienen trabajado ese valor. Cuando se hayan puesto de acuerdo, se hará una media.
- Esta media estará representada en una diana, que determinará claramente en qué punto se encuentran y así nos permitirá ver que es lo que necesitan para llegar a consolidar ese valor.
Ya vemos que, tanto el autoconocimiento personal como el grupal es importante para determinar el camino, que muchas veces es lo que no se ve claro aunque la meta ya esté definida.