El feedback es una opinión sobre una persona o grupo de personas durante la realización de una conducta o actividad con el fin de evaluar su desempeño, el resultado de lo que está haciendo. Es una acción que revela las fortalezas y debilidades, los puntos positivos y negativos, de la labor realizada, con el fin de mejorarla.
¿Cómo puede ayudarnos el saber dar un buen feedback? Primero ayuda a corregir conceptos erróneos, y ajustar las “distorsiones” que pueden tener acerca de su capacidad y habilidad en alguna tarea. No olvidemos retroalimentar también las actitudes y el esfuerzo de los entrenamientos, no sólo durante las competiciones.
¿Cómo podemos entonces dar un buen feedback?:
– Haciendo alusión a los comportamientos o resultados que nos parecen inadecuados, pero sin juzgar por ello la identidad de la otra persona.
Un ejemplo: Un colaborador ha realizado un informe y cuando lo ves te parece corto. Una posible pregunta sería: ¿qué te parecería hacerlo un poco más extenso para que contuviera la información un poco ampliada? ¿Verdad que suena muy diferente de “este informe está mal hecho”?
– Proponiendo acciones de mejora. Como en el ejemplo anterior, señalo aquello que “no me ha gustado” de manera concreta y a la vez sugiero una nueva manera de hacerlo. No podemos pretender que los demás adivinen lo que no nos ha gustado si no se lo decimos.
– Siguiendo la regla 1-3. Por cada feedback negativo o acciones “a mejorar” hay que dar tres “feedbacks positivos” a la otra persona. Y además hacerlo de verdad, buscando acciones positivas que esté llevando a cabo el jugador. Posteriormente hablaré de esto al tratar la “técnica del sandwich”.
Debemos tener claro, eso sí, lo que es un reforzador, que puede ser cualquier estímulo cuya presentación inmediatamente después de una conducta cause el incremento de dicha conducta. Por ejemplo, digamos que después de un entrenamiento de fútbol un niño ayuda a recoger los balones, de forma inmediata el entrenador le agradece su generosidad, se refuerza la conducta y es más probable que se pueda repetir en un futuro.
Los reforzadores van a ser muy individuales, y lo que puede reforzar a un deportista puede ser algo sin sentido para otro. Por lo que debemos estar alerta ante los gustos y preferencias de nuestros jugadores y pensar que tipo de refuerzos aportarles.
Dos técnicas distintas sobre cómo aplicar el feedback.
La técnica del sándwich.
Consiste en dar la retroalimentación negativa entre dos piezas de retroalimentación positiva:
1. Primero empiezas con un cumplido, un comentario positivo, o mencionando algo que la otra persona hace de manera adecuada para que se relaje.
2. Continúas con la crítica señalando lo que quieres que corrija -el objetivo real de la charla-.
3. Acabas con una llamada a la acción para aprender, para corregir o para mejorar. Más bien son unas palabras de ánimo y confianza para que no se sienta tan decepcionado por lo que acaba de escuchar.
También se conoce como la Regla de las 3 K´s: “Kiss, Kick ass, then Kiss again” (Beso, patada en el culo y otro beso).
Ejemplo: “Oye Antonio ven un segundo. Estás realizando muy bien los controles con la planta del pie, si te das cuenta eso está haciendo que tengas más tiempo con balón. Estaría genial y te daría más tiempo que antes de recibir, tuvieses una buena orientación corporal, con el cuerpo perfilado para poder ver la otra portería y el balón. Sigue así, porque estás mejorando un montón en esto”.
La técnica de la trasparencia.
En esta técnica desaparecen las piezas de pan. Ya no hay adornos ni comentarios positivos que suavizan la crítica. Lo bueno es que la comunicación se hace mucho más eficaz porque el receptor capta claramente el mensaje, pero el inconveniente es la actitud defensiva que puede llegar a provocar.
Ir directo al grano no siempre implica necesariamente ser duro e insensible. A nadie le gusta escuchar comentarios negativos, pero la honestidad es siempre una buena manera de actuar.
Ejemplo: “Antonio, no tienes el cuerpo bien orientado en la mayoría de ocasiones que recibes el balón en banda. Si tienes una buena orientación corporal, te será más sencillo tener más tiempo para decidir qué hacer, en cambio si no lo haces, posiblemente te quites opciones. Intenta perfilarte percibiendo la portería rival y el balón para poder hacer un buen control y avanzar.”
Suele ser algo muy individual, por lo que conocer a cada deportista se antoja muy importante a la hora de aplicar una u otra técnica o de expresarse de una manera u otra.