Todos sabemos que en los deportes de equipo, casi todos o la gran mayoría de los jugadores serán suplentes en algún momento de la temporada o de su carrera deportiva. Pues aún con todo cae como un jarro de agua vacía. ¿Sin suplente podríamos aguantar la competición? NO. Por lo tanto su preparación y su predisposición toma un papel fundamental en la evolución del equipo y por tanto del rendimiento.
Hay que trabajarlo para que esto no suponga una frenada en seco y por el contrario, nos permita fortalecernos. No vamos a negar que es algo que fastidia y provoca mucha insatisfacción pero en esa diferencia del cómo gestionamos las dificultades a las que nos enfrentamos tanto en la vida como en el deporte, está la progresión.
Suena a topicazo pero hay que aceptarlo como parte de este deporte si no te quieres quedar por el camino, adaptándose a ella y evitando ante todo los problemas y conflictos con el entrenador o los compañeros.
Puedo contaros experiencias desde niños de 12 años hasta deportistas de primera división. Los hay que se lo toman a lo personal, cogiendo un tremendo enfado con el entrenador, ese que tiene que decidir que juegue tarde o temprano, y se lo está poniendo en bandeja para que se sigas quedando en el banquillo.
El trabajo mental enfocado en la tarea permitirá al jugador que entrene a un nivel óptimo para que pueda seguir progresando y estar preparados para ayudar al equipo cuando el entrenador lo considere oportuno.
Ser un jugador suplente en el fútbol es todo un desafío. Que se vea menos no quiere decir que sea menos importante, sólo que su misión es otra, quizás no se necesita tanto físico porque se está sentado pero si se necesita cabeza y no todos la tienen preparada para ello.
Si eres deportistas y pasas por un momento en el que te toca ser suplente, te dejo algunas calves:
- No pidas explicaciones, pide ayuda ¿Qué puedo hacer para tener más opciones?
- Enfádate y permítete hacerlo. Es normal que quieras jugar y expresar la emoción te ayudará a gestionarla.
- Ser suplente no te define como deportista. Es un rol temporal que puede cambiar en cualquier momento.
- Cambia la finalidad de la semana. Si entrenabas para competir, ahora entrena para ti y por la mejora de cada día
- Misión de trabajo. Estar preparado para cuando el equipo te necesite (Con todo lo que conlleva)
- Recuerda tus méritos deportivos. Mantén presente tus fortalezas y lo que te ha permitido llegar hasta donde estás.
- Trabaja en lo que controlas. Deja de perder el tiempo en aquello que no vas a poder cambiar.
- Cuida la relación con el entrenador. Es quién decide no lo olvides.
- No importa la cantidad de minutos si no la calidad del trabajo que llevas a cabo cuando sales.
- El que está preparado para ayudar desde fuera, lo está para ayudar desde dentro.
Si lees esto, espero que te ayude, seguramente pensarás que nada de esto cambiará la rabia que te provoca, pero quizás si te ayuda a cambiar el foco de atención y empezar un nuevo camino.
Mucha suerte 🙂