¿Qué significa fallar? ¿Y que falle tu hijo/a? ¿Y un deportista al que entrenas? ¿Y cuándo fallamos nosotros?
La realidad es que el fallo forma parte de la vida y del deporte pero poco tiempo dedicamos a verlo como un paso de crecimiento y una oportunidad de aprendizaje. Este se encuentra especialmente presente en los procesos formativos y educativos de los más pequeños, por lo que merece especial atención en el momento que aparece y que nuestro enfoque sea lo más constructivo posible.
Es muy importante dejar que los niños puedan equivocarse en situaciones que estén controladas por adultos ya que ello les permitirá desarrollar valiosas habilidades sociales y emocionales necesarias para su crecimiento.
Si transmitimos que el error es algo negativo y que como padres o entrenadores nos avergonzamos o nos cabreamos cuando lo vemos, al final generaremos un miedo y una visión desenfocada de su verdadero valor en estas edades. El miedo a fallar se convierte en la principal barrera que nos impide progresar y desarrollarnos, dando lugar a niños cohibidos que no expresan su creatividad y que pierden su iniciativa por miedo a equivocarse.
No hay nadie que no haya fallado alguna vez y si no hubiera errores que tuviéramos que ir superando no tendríamos tantas posibilidades de poder aprender.
- De los errores se aprende, y mucho
- Nos ayudan a crecer y a ser mejores
- Nos impulsan a buscar otras estrategias
- Potencian nuestra capacidad de análisis
- Nos ofrecen la oportunidad de hacer las cosas por nosotros mismos.
- Activan nuestra parte más creativa e innovadora
- Ayudan a trabajar la tolerancia a la frustración
- Nos hacen superarnos para seguir dando pasos hacia adelante
Por esto y por mucho más no olvidemos nunca que el fracaso es parte del éxito y que el único que no se equivoca es el que nunca hace nada. Como entrenadores tenemos mucho que enseñar y aplicar en el día a día durante los entrenamientos, parte de su aprendizaje sois vosotros por eso es importante:
- Dar ejemplo con vuestra conducta, la actitud que mostréis ante situaciones de adversidad debéis esforzaros para que sea positiva y poder ser el mejor ejemplo.
- Cambiar la manera de ver los fracasos, que no lo vean como algo negativo.
- El esfuerzo es innegociable, educarles en ello haciendo hincapié que las cosas no llegan por suerte, que llegan con trabajo.
- Hacerles ver que en toda situación de fracaso hay algo positivo como la oportunidad de aprender de ello.
- Conseguir que hagan las cosas por sí mismos, hacerles pensar aunque al principio le cueste no le demos todo hecho.
- Marcar objetivos realistas y adecuados a su edad con un nivel de exigencia razonable.
- La perseverancia es clave, enseñar al niño que la constancia le ayudará a resolver sus errores.
- Razonar con ellos sobre sus errores, que entienda lo que ha pasado y lo que ha salido mal.
“Debemos enseñar que no es una deshonra fallar ya que fallar es el arte más grande del mundo.” (Charles Kettering)