Las charlas grupales o individuales que el entrenador realiza con sus jugadores se convierten en una poderosa estrategia de comunicación. Hemos hablado en muchas ocasiones de la importancia del mensaje que se transmite antes del competir, de la gestión emocional post partido y ahora hablamos del descanso, una oportunidad ideal que hay que saber aprovechar.
Este es el momento de aportar a los jugadores una visión externa del transcurso de la primera parte para que tengan la oportunidad en la segunda de mejorar, cambiar o incluso de seguir como lo estaban haciendo.
¿QUÉ DIGO?
Siempre se busca acertar con el mensaje y a veces no resulta tan sencillo. Hablamos de un espacio de tiempo que viene acompañado de una alta activación, por mantener lo trabajado hasta entonces o incluso por conseguir lo deseado.
Muchos entrenadores se dejan llevar por el estallido emocional del momento pero lo ideal sería actuar con serenidad, aprovechando la posibilidad de hablar con su equipo para reforzarlo y reconducirlo hacia el objetivo.
Hay que transmitir la información que se considere oportuna siempre en beneficio del equipo, además de tranquilizar y dar confianza a sus jugadores para que crean en sus posibilidades.
Es importante tener en cuenta que según la edad de nuestros deportistas se debe de adaptar el mensaje a sus características (cuidar la expresión, el vocabulario, el tono …).
Muchas veces por desahogo personal nos apetecen decir cosas que no ayudan, por eso es importante pensar primero en lo que quiero conseguir y después identificar qué mensaje será el más adecuado para ello.
EL TIEMPO
Contamos con muy poco tiempo por lo que debemos pensar muy bien lo que vamos a transmitir y cómo lo vamos a estructura para poder ir directamente a lo que nos interesa resaltar.
Importante dar 2-3 minutos de silencio antes de empezar para que puedan descansar y tengan tiempo de recuperarse antes de prestar atención al entrenador.
PAUTAS QUE PUEDEN AYUDAR
- Adelantarnos al descanso organizando la información que se quiere dar nos permitirá ahorrar tiempo.
- Utilizar mensajes sencillos, cortos, claros y sin demasiada información.
- Dar indicaciones de manera general y centrarse personalmente en aquellos jugadores que necesiten más atención.
- Utilizar el refuerzo positivo en el descanso es fundamental, destacar lo que se ha conseguido en la primera parte y lo que se está haciendo bien.
- Marcar pequeños cambios sin plantearlos como errores o críticas. ¿En qué podemos mejorar?
- Recordar que el cuerpo también habla, mantener una coherencia entre la comunicación verbal y no verbal.
- Transmitir confianza hacia el grupo y sus posibilidades, las dudas provocan inseguridades.
- Realizar las correcciones de manera positiva ayudara a que sean mejor recibidas y mucho más efectivas.
¿QUÉ DEBEMOS DE EVITAR?
- Centrarse en remarcar los errores que se cometieron, así conseguiremos que salgan pensando en el error y no en la oportunidad.
- Explicar conceptos nuevos ya que en el descanso no hay tiempo para adquirirlos y procesarlos.
- Sorpresas inesperadas que puedan descolocar al vestuario.
- Desbordar las pizarras y bloquear las cabezas de los jugadores con excesiva información.
- Estallidos de emociones extremas que puedan desestabilizar al grupo.
- Las broncas y los reproches. Esto nos puede llevar a perder a varios jugadores para todo el partido.
¿QUÉ QUEREMOS CONSEGUIR?
Llevar a nuestros jugadores hasta el estado de ánimo apropiado junto a las directrices necesarias para afrontar la segunda parte de manera óptima.
En función de las edades habrá que reorganizar la información y la manera de transmitirlo pero sin olvidarnos de que la clave está en resaltar el trabajo bien hecho y dar pautas que ayuden a reconducir al equipo hacia el objetivo.
Recordar que utilizar el descanso para reprochar lo que no se hace o lo que se hace mal no os ayudará a conseguir lo que buscáis, para eso ya tendréis tiempo al día siguiente. Aprovechar la oportunidad y comunicar de manera óptima.