En ocasiones, como entrenadores/as, se presta atención únicamente cuando estalla un/a jugador/a en una situación determinada a causa de la frustración que sienten. Vemos que el/la jugador/a está desajustado/a y puede perjudicar al equipo. Ahí empieza la preocupación y se encienden las alarmas, aunque realmente el secreto y el trabajo debe hacerse mucho antes de que pase algo así y nunca perderse de vista. ¡Os cuento!
Cuando hablamos de frustración, siempre debe ir de la mano de la tolerancia a esta misma. No queremos que la frustración desaparezca y es normal que los/las deportistas se frustren. Lo que queremos es que los/las deportistas puedan tolerarla y puedan pasar por ella sin retroalimentarse con el efecto de desanimo y/o mala conducta que puede provocar. Por ello, como entrenadores/as, no solo se debe prestar atención a este aspecto en situaciones límites si no que se debe tener en cuenta el trabajo previo y el trabajo de seguimiento.
Ese trabajo previo está enfocado a la prevención, es un momento en el que es importante:
- Educar en el error como forma de aprendizaje para crear un contexto educativo.
- -Determinar expectativas y roles: Qué se espera de ellos/as y que funciones entran dentro de sus respectivos roles.
- Hacer una “declaración de intenciones”.
- Mantener una actitud receptiva y colaborativa que favorezca a la buena comunicación con tus jugadores/as.
Este trabajo nunca debe perderse de vista y es importante mantener una continuidad, para que el día que pueda aparecer una situación límite esta sea más controlada. Aunque también os dejo por aquí algunas herramientas para hacer frente a situaciones así:
- Preguntar si necesita de tu ayuda o necesita espacio.
- Ayudarle a definir cuál ha sido la causa de su frustración y plantear un plan de mejora a nivel técnico o táctico.
- Ponerle nombre a lo que siente en ese momento.
- Acordar una palabra o acción para situaciones que se den de manera recurrente y establecer un tiempo limitado.
- Dar feedback inmediato (dentro de lo que sea posible).
- Ofrecer alternativas (ej. “ no me entra ninguna”/ te necesito reboteando).
Y por último, aquellas herramientas de mantenimiento que deben hacerse con continuidad:
- Mantener coherencia entre el discurso y la acción.
- Mantener un seguimiento continuo con los jugadores/as, creando espacios para hacerlo.
- Mantener una perspectiva de mejora, intentando que sean comportamientos aislados y no recurrentes.
De esta manera, se establecen diferentes momentos de trabajo que nos pueden permitir controlar mejor la situación y ser un gran apoyo para ese/a deportista.