¿Qué tienes que hacer para jugar bien?¿Para pelear bien? ¿Para bailar bien? ¿Para competir bien? En definitiva, para rendir bien.
Esta es una pregunta que he planteado a todos los deportistas con los que trabajo en algún momento del proceso. Independientemente de sus necesidades,tarde o temprano acabamos llegando a esta cuestión. Es la manera con la que comienzo el proceso de establecimiento de objetivos de realización inmediatos para la competición. También podemos llamarlos objetivos de tarea,de juego o de rendimiento. Aquellas cosas que cómo deportistas podemos hacer y controlar para obtener nuestro máximo rendimiento y acercarnos a los resultados que queremos.
Sabemos que en la consecución de un resultado influyen muchos factores, muchos de los cuales no podemos controlar. Entonces, ¿para que entrenamos? Simple, para aumentar nuestras posibilidades de éxito. Cuanto mayor sea mi rendimiento, más posibilidades tendré de influir favorablemente en el juego para conseguir el resultado que quiero. No puedo controlar el estado de forma de mi rival, ni al árbitro, ni tampoco esa pizca de fortuna que a veces decanta la balanza, pero si puedo controlar LO QUE YO PUEDO HACER. Mi rendimiento.
Según esto, parece lógico CENTRAR LA ATENCIÓN EN LO QUE DEPENDE DE MÍ. Si mi rendimiento es la única herramienta que tengo para alcanzar los resultados que quiero, debería asegurarme que mi atención está puesta en lo importante, en lo que sí puedo controlar.
Intentar controlar lo que no puedo controlar…es un gasto de energía que probablemente te genere frustración y acabe en una disminución considerable de tu confianza.
Volviendo a la pregunta inicial ¿Qué tengo que hacer bien para jugar bien? Si conseguimos contestar de manera concreta a esta pregunta, intentando definir las conductas concretas que debo realizar en la competición (por ejemplo: hacer los movimientos sin balón, dar pases con posibilidad de que acaben en gol, leer el juego) tendré muy claro en que COSAS QUE DEPENDEN DE MÍ DEBO CENTRAR MI ATENCIÓN y por supuesto estaré más cerca de dar mi mejor rendimiento en la competición.
Siempre completo este ejercicio pidiendo a los deportistas que describan el objetivo, es decir, lo que tienen que hacer y lo más importante, a qué tienen que prestar atención para cumplirlo.
En vez de esperar a »tener confianza» para jugar así, es recomendable concentrarnos en los objetivos de realización que nos propongamos. De esta manera podemos generar una confianza que sea estable y robusta a medida que los vayamos cumpliendo.
Obviamente, trabajando con un psicólogo, podemos aprender herramientas que nos ayuden a controlar las distracciones y a estar en el estado psicológico adecuado en cada momento para dar nuestro máximo rendimiento, pero tener claros estos objetivos de juego es un gran paso para acercarte a tu mejor versión en la competición.