Se espera el fin de semana con ilusión, porque además de romper la rutina de la semana aquellos que practican deporte saben que tienen la competición, el entrenamiento de gala que se espera con deseo para poner en práctica todo lo aprendido.
Muchas veces asesorando a padres me encuentro con la pregunta ¿Es normal que no quiera hablar después de un partido? sí, es normal, no siempre tenemos ganas de hablar, el silencio también comunica y hay que acogerlo con respeto.
En la reacción de los deportistas influirá el cómo haya ido el partido y de la propia valoración que tengan respecto a su actuación, además de que hay que tener en cuenta que las emociones no las expresamos todos de la misma manera.
Es importante en estas situaciones conceder un espacio para que sean ellos los que decidan cuándo hablar y sobre qué, respetar que pueda estar cabreado y que haya determinados temas que no quiera comentar, puede estar cansado, ausente o eufórico, es importante que les transmitamos libertad de expresión para que pueda liberar sus emociones con naturalidad y sin tabús.
Padres y madres, antes de los partidos tenéis que acompañar, reforzar, y arropar. Las advertencias técnicas de camino al campo o las correcciones al acabar no os corresponden, vuestra labor es la de apoyar y haciendo eso estáis cumpliendo con creces vuestro cometido.
Una gran cantidad de instrucciones antes del partido pueden llegar a bloquear al niño y más cuando vienen de diferentes sitios y aun encima se contradicen, dejemos ese trabajo de orientar deportivamente a quién le corresponde, al entrenador.
Al acabar hacer hincapié en lo que ha hecho bien, en lo que ha mejorado, decirle lo orgullosos que estáis de verlo jugar tan contento y todo ello independientemente del resultado final.
Poner música en el coche, cantar, si lo veis nervioso hablarle de otra cosa que le guste mucho para desviar su atención y acompañarlo para que se sienta respaldado. Recuérdale que juega para aprender y divertirse, que sólo queréis verlo disfrutar, quizás eso le quitará presión si es que la tiene.
Al acabar un partido no cambiéis vuestra actitud en función del resultado o de su valía, mostraros como siempre y darle naturalidad al marcador, sea el que sea no cambiará los planes. Apoyarlo, animarlo y felicítalo por la infinidad de cosas que haya hecho bien hoy por pequeñas que sean.
Durante la semana es importante hablar con ellos de otras cosas y no focalizar toda la atención de los adultos en el mismo tema, todo el día hablando de fútbol, clasificación y próximos partidos al final convierte el deporte en un foco de estrés. Interésate por otras actividades que realiza, sus gustos, sus amigos, colegio ect…eso os permitirá conseguir un vínculo mayor con vuestro hijo.
En resumidas, ser papas, no ser representantes ni entrenadores, que es lo que necesitan de vosotros para crecer en el deporte de manera sana y efectiva.