La planificación psicológica del entrenamiento es un componente esencial en la preparación de los deportistas, programar el entrenamiento psicológico junto con el deportivo debería ser una tarea prioritaria si queremos alcanzar el máximo rendimiento de nuestros deportistas. Muchas veces se pasa por alto en comparación con la planificación física, técnica o táctica.
De igual manera, debemos tener en cuenta el impacto y el efecto psicológico del entrenamiento deportivo en nuestra planificación. De esta manera, podemos generar una influencia positiva en el estado mental de nuestros deportistas a través de la programación del entrenamiento. Este artículo abordará la importancia de la planificación psicológica, sus componentes clave y cómo implementarla en los programas de entrenamiento.
La planificación psicológica del entrenamiento implica la creación de estrategias que fomenten un estado mental óptimo en los deportistas a lo largo de su preparación. Esto incluye estrategias como el establecimiento de objetivos o el desarrollo de habilidades cognitivas, como la visualización o el autodiálogo que deben entrenarse para llegar a alcanzar una efectividad correcta en los momentos más importantes de la temporada.
Es relevante que la planificación del entrenamiento tenga en cuenta las variables psicológicas más importantes para cada momento de la temporada. Desde el punto de vista psicológico podemos diferenciar tres periodos:
Periodo preparatorio. Este es el momento de la temporada dónde nos dedicamos exclusivamente al entrenamiento, a prepararnos. Un ejemplo claro es la pretemporada, pero a lo largo de la temporada pueden existir otros de mayor o menor duración, como podría ser el parón de navidad. Según el deporte, estos periodos pueden ser más o menos extensos. En deportes como el piragüismo los periodos preparatorios pueden alargarse meses, y en cambio, en otros cómo el fútbol a penas unos días.
Este es el momento de potenciar la motivación, dónde vamos a invertir mucho esfuerzo para poder recoger los frutos en el futuro. Un buen establecimiento de objetivos es clave, saber el objetivo y la dirección en la que se trabaja.
El periodo de competición menor, es un periodo de transición del entrenamiento al rendimiento en competición. Es un periodo dónde interesa aprovechar al máximo la experiencia competitiva para la preparación psicológica. Nos exponemos a los estímulos competitivos y ponemos a prueba las herramientas que hemos entrenado para desarrollar un buen autocontrol en la competición y poder gestionar de forma correcta el estrés competitivo. Es un momento ideal para poner a prueba nuestras rutinas de precompetición y realizar los ajustes necesarios.
La evaluación continua es fundamental para ajustar la planificación psicológica y llegar en un estado óptimo a las competiciones más importantes. Esto incluye reflexionar sobre la efectividad de las estrategias implementadas y realizar modificaciones cuando sea necesario.
Podemos considerar cómo periodo de competición mayor aquel dónde trascurren las competiciones más importantes y dónde queremos dar nuestra mejor versión para alcanzar los resultados deseados. En esta fase es fundamental potenciar la autoconfianza de los deportistas. Tener planes para la competición ayuda a que los deportistas centren su atención de forma correcta en las cosas que dependen de ellos. Es el momento de mantener el estado de forma, y aprovecharse de los ajustes realizados en el anterior periodo.
Para llevar a cabo una planificación psicológica efectiva, es recomendable que entrenadores y psicólogos deportivos trabajen conjuntamente. Un enfoque interdisciplinario permite crear un programa que abarque todas las dimensiones del atleta. Además, los deportistas deben estar involucrados en el proceso, considerando sus necesidades y sentimientos. La comunicación abierta es clave para asegurar que cada atleta se sienta respaldado y motivado para afrontar los retos que se presenten.