Antes de abarcar lo que necesita una persona que se cuestiona si debe o quiere trabajar con un/a psicólogo/a deportivo/a, me gustaría recalcar que trabajamos con aquellas personas que quieren mejorar su rendimiento con la intención de llegar a conseguir el objetivo que se plantea. Es decir, no únicamente trabajamos con deportistas, si no que abarcamos mucho más.
Es importante tenerlo claro para saber si tu perfil encaja con ese/a profesional en el que tú buscas ayuda. Este podríamos decir que es el primer punto a tener en cuenta. Como persona que empieza a hacer un trabajo personal, es importante observarte a ti mismo/a en relación con ese/a profesional, teniendo en cuenta si estás cómodo/a con su manera de trabajar. Siempre teniendo en cuenta el período de adaptación a las sesiones y al/la profesional con la que vas a empezar a trabajar. Este es un factor fundamental, ya que tendrá un impacto en tu predisposición a la hora de implicarte en el trabajo que hacéis.
Mostrar predisposición e implicación hacia el trabajo que emprendéis es determinante para que este funcione. Se necesita de la participación activa y compromiso de la persona que acude a nosotros/as para trabajar de manera efectiva y obtener unos resultados que puedan ser observables en un tiempo determinado, tanto por la persona interesada como por parte del/la profesional.
Me gusta explicar esto con un ejemplo muy siempre pero que creo que ayuda a entender la importancia de lo que se necesita para hacer un buen trabajo. Este ejemplo empieza con una pregunta: ¿juagabas o juagas a saltar a la comba con tus amigos/as?, te lo pregunto porque quiero situarte en ese momento en el que lo estás haciendo. Piensa en esas dos personas que están dando a la cuerda mientras el resto espera en la fila. Imagínate que uno/a empieza muy rápido y el/la otro/a va muy lento, que uno/a si que le está dando y el/la otro/a no. Así es imposible jugar a la comba, nadie va a poder saltar ni jugar. Pues con un trabajo entre tú y el psicólogo/a pasa absolutamente lo mismo. Es necesario que le muestres ese compromiso, se siga bien el ritmo de trabajo y se trabaje además en equipo para que eso pueda funcionar.
Por lo tanto, si puedes responder: “sí” a la siguiente pregunta: “¿estoy dispuesto/a a comprometerme a dar a la comba por la parte que me toca?, entonces puedes empezar a trabajar con un psicólogo/a.