Muchas son las veces que queremos llegar a mil cosas a la vez, en el deporte nos pasa lo mismo. Tener muchos objetivos y poco definidos nos hace perder el rumbo, dificultándonos encontrar el camino que nos lleva a ellos.
En ocasiones se establecen objetivos demasiado ambiciosos o ambiguos, poco concretos, con lo que se pierde toda su fuerza y la persona acaba olvidando el interés por la consecución de los mismos.
El saber lo que quiero o dónde quiero llegar me hace focalizar mi energía en aquello que depende de mí. La ausencia de planificación es en muchas ocasiones la raíz de que nuestras metas no se cumplan. Si tenemos una imagen clara del resultado, un plazo para cumplirlo, pensamos en ello y nos organizamos, tendremos más probabilidad de poder alcanzarlo.
Es importante tener claros nuestros objetivos, estos deben de ser:
Pocas veces nos encontramos definido el “Cómo lo vamos a conseguir”. El establecer objetivos correctos aporta al plan la base necesaria para que se cumplan. Tener detallado aquello que se quiere conseguir, nos ayuda a conseguirlo.