El deporte es vida y sus beneficios son múltiples y extensos. Necesitamos la actividad física para potenciar nuestra salud y nuestro bienestar físico y mental. Además, el deporte es una herramienta de desarrollo y de estados de flujo espectacular, tanto a nivel formativo como al más alto nivel, tanto en su faceta competitiva, cómo no competitiva.. El deporte nos mueve, nos emociona, nos motiva, nos hace sentir vivos, y esta energía nos ayuda a desarrollar habilidades extraordinarias, superar límites inimaginables y porque no decirlo, a ser felices.
Sin embargo, cómo todo en la vida, existen ciertos riesgos que pueden relacionarse con el deporte, asociados a algunas malas prácticas. Uno de ellos son los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Los TCA constituyen una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento alimentario, conllevan una alteración en el consumo o en la absorción de los alimentos y causan un deterioro significativo en la salud física o en el funcionamiento psicosocial. Hacen referencia al conjunto de actitudes, comportamientos y estrategias asociados con una preocupación permanente por el peso y la imagen corporal. Los TCA causan sufrimiento, derivan en problemas de salud y pueden llegar en casos extremos a causar la muerte.⠀Los principales son la anorexia nerviosa (AN),la bulimia nerviosa (BN), el trastorno por atracones (TA). Además, asociada a la práctica deportiva muchos autores hablan de anorexia atlética.
Según los estudios existen un riego mayor a que un deportista experimente un TCA, principalmente en deportistas de alto nivel dónde la exigencia y la presión son muy elevadas, aunque cada vez se encuentran más casos en niveles intermedios.
Los factores de riesgo psicosociales son clave, cómo por ejemplo, la insatisfacción corporal debido a las presiones en cuanto a la alimentación y al peso por motivos de rendimiento. Fomentar creencias que dan excesiva importancia al peso o que relacionan el rendimiento con la delgadez alimentan este tipo de problemáticas.
Este tipo de creencias cobran relevancia en modalidades deportivas ‘de riesgo’, dónde se compite en categorías de peso (taekwondo, boxeo, judo…), o dónde es muy importante la presentación estética (sincro, gimnasia, patinaje,culturismo…) y también en los deportes de resistencia cómo el maratón o fondo.
No es raro que los deportistas sean personas muy perfeccionistas, con altas expectativas y una elevada capacidad de motivación, lo que puede tener relación con la mayor prevalencia de estos trastornos en la población de deportistas. De ahí también, que los comentarios despectivos de su entorno en relación al peso e imagen corporal puedan ser de una influencia significativa para el desarrollo de creencias que precipiten estos problemas.
Cuando se detecta un TCA es importante acudir sin demora a un psicólogo clínico especializado en estos problemas, sin embargo, trabajar con un psicólogo deportivo puede ayudar en gran medida a prevenirlos, a la vez que se trabaja para aumentar el rendimiento deportivo a través de la optimización del funcionamiento psicológico.
Puede ayudar a los entrenadores a desarrollar un estilo de liderazgo democrático que sea sensible con estos temas y a regular ciertas variables psicológicas relevantes a través de su conducta. Por otro lado, con los deportistas, potenciará un estilo de funcionamiento objetivo que ayudará a desarrollar un autoconcepto y autoestima seguro y estable caracterizado por una confianza robusta que sirva de protección ante estos problemas.