Los suplentes son imprescindibles, y quizás, en un momento como el que hemos vivido tras los positivos por covid y las lesiones, se ha tomado más conciencia del valor que tiene el banquillo. Aún así, hay que destacar que el rol no define al jugador, y aunque todos quieran salir de titular, su deber, es el de estar disponible para ayudar al equipo cuando lo necesite, sea desde el rol que sea.
El que está preparado para ayudar desde fuera, lo estará preparado para ayudar desde dentro. Es algo para lo que no todos los futbolistas están listos, por ello la fortaleza mental de cada uno y el saber esperar su momento, van a ser determinantes.
El papel de los suplentes va a depender en gran parte del trabajo que haga el entrenador. El hacer que un equipo entero se sienta importante no resulta tarea sencilla. Transmitir confianza a la plantilla, valorar a todos por igual y repartir las oportunidades , hace que el equipo sea mucho más poderoso.
El que juega tiene la recompensa de salir de titular pero el que no juega hay que mantenerlo con las ganas para cuando llegue la oportunidad.
Ser suplente implica respetar la decisión del técnico y mantener una actitud de mejora constante. Ser suplente implica aceptar tu deporte y prepararse para aprovechar cada instante.
Es cierto que cada temporada nos encontramos con deportistas que les supera la situación de estar en el banquillo cada semana, algunos con minutos de juego y otros sin ellos. Ser deportista implica estar a las duras y a las maduras. Es cierto que no gusta pero es algo para lo que hay que prepararse, aprender a aceptarlo como parte del deporte y saber esperar, habilidad de la que presumen pocos, y esos, marcan la diferencia.
En deportes de equipo, es normal que todos o la mayoría pasen por ser suplentes en algún momento. Algo que genera mucha incertidumbre y es una de las situaciones junto a las lesiones que más estrés genera en el deportista.
Me gustaría hablar del papel que tiene el entrenador en todo esto. Diría que ellos tienen el don de hacer que lo malo sea menos malo. Me refiero a que la comunicación con los jugadores y en este caso con los suplentes, resultará clave en la gestión de la misma.
Hay decisiones provocadas por cuestiones técnicas y en otras ocasiones son descartes. Sea de la manera que sea habla con ellos, explica qué pueden hacer, qué pueden mejorar, pero enséñale que hay opciones. Dale importancia a su persona deteniéndote a hablar con el, que no juegue no quiere decir que no sea importante. No sabes cuando lo puedes necesitar y el tenerlo conectado, trabajando y motivado es necesario para que luego, cuando tenga su momento, entre al 100%.
He visto entrenadores que se han podido pegar semanas sin hablar con ellos, incluso ni mirarlos. A veces el hecho de saber que lo pasan mal, hace que el entrenador no se acerque por miedo a que le pidan explicaciones, acabando por evitarlos. Ser transparentes y coherentes es vuestro mejor escudo. Podrá gustar más o menos, pero si eres claro nunca podrán decir que no se lo dijiste.
Tras un partido, al día siguiente, entrena con ellos, estate por ellos, hay que saber medir los tiempos y tener a todo el equipo atendido, tengan el rol que tengan, es una de las primeras tareas que tiene que aparecer en la libreta de un entrenador.
- Haz que se sientan importantes
- Dedícales tiempo fuera de los partidos
- Trabaja la relación con cada deportista
- Escucha sus necesidades
- Da un mínimo de razonamiento a tu decisión para que sepan por lo que trabajar