La evaluación es un proceso que se usa para determinar el mérito, el valor y el significado de un trabajo o una capacidad en función de ciertos criterios.
Pero realmente, ¿en qué basamos nuestra evaluación? Lo más común (y fácil) es ceñirse a un resultado o a un objetivo concreto y establecer si lo he conseguido o no lo he conseguido.
Sin embargo, cuando evaluamos debemos tener una visión a largo plazo en la que se destaquen aspectos y conductas específicas que se han realizado durante la preparación y posterior competición y que han tenido un determinado resultado.
Entonces, ¿no hay que tener en cuenta el resultado? ¡Claro que hay que tenerlo en cuenta! De hecho, es un elemento con gran impacto tanto en nuestro rendimiento futuro como en la trayectoria deportiva, es decir, es un elemento relevante pero no el único que se debe contemplar.
Por lo tanto, este ejercicio tiene que aportar información sobre qué pasos se deben ir dando, por dónde se tiene que encaminar la preparación de la competición, sobre qué movimientos o acciones se debe hacer énfasis…
Algunos elementos que se deben tener en cuenta