En las últimas etapas de muchas temporadas regulares, es común que varios equipos se encuentren en una posición en la que ya no están en disputa por ningún objetivo tangible más allá de la satisfacción de ganar partidos o mejorar su posición en la clasificación sin gran relevancia. Esta situación plantea un desafío para los entrenadores y jugadores, ya que mantener la motivación y la concentración en estas circunstancias puede ser un verdadero desafío. Aunque la motivación intrínseca y el profesionalismo de los atletas pueden ser suficientes para algunos, es comprensible que la tensión competitiva disminuya cuando los objetivos principales ya se han cumplido y no hay posibilidad de alcanzar metas mayores.
Entonces, ¿cómo pueden los equipos mantenerse enfocados en los partidos restantes sin distorsionar la competición o caer en la complacencia?
- Rotación de jugadores: Esto implica dar oportunidades de juego a aquellos jugadores que no han sido titulares durante la temporada o a jóvenes talentos de la cantera que buscan destacar en estos partidos para asegurarse un lugar en el equipo para la próxima temporada. Para estos jugadores, estos partidos son una oportunidad invaluable para impresionar y ganarse un lugar en el equipo titular o incluso buscar un traspaso a otro equipo. Su motivación suele estar en su punto máximo, ya que están ansiosos por demostrar su valía y asegurar su futuro en el deporte.
- Establecimiento de nuevos desafíos: Estos desafíos pueden incluir metas como superar la puntuación de años anteriores, ayudar a un compañero a alcanzar un premio individual (como máximo goleador o portero menos goleado), o ganar partidos contra equipos históricamente difíciles, incluidos los derbis locales, donde el apoyo de la afición puede ser crucial. Estos objetivos adicionales pueden ayudar a mantener la motivación del equipo y brindar un sentido renovado de propósito y dirección.
- Objetivos individuales: Es fundamental que los jugadores tengan metas personales claras y alcanzables para mantener su motivación y compromiso durante los partidos restantes. Estos objetivos pueden centrarse en aspectos técnicos, tácticos o físicos del juego, y pueden incluir mejoras específicas en el rendimiento individual o contribuciones al éxito general del equipo. El seguimiento y la revisión regular de estos objetivos individuales pueden ayudar a mantener a los jugadores enfocados y comprometidos con su desarrollo personal y el éxito del equipo.
En última instancia, la concentración en el deporte se relaciona principalmente con la atención y el nivel de activación. Cuando un jugador se concentra en la acción que va a realizar, dirige su atención exclusivamente hacia los estímulos relevantes para esa tarea, lo que contribuye a mantener el rendimiento óptimo durante el juego. Por lo tanto, es importante que los entrenadores y jugadores se centren en mantener altos niveles de atención y concentración durante los partidos restantes, independientemente de los objetivos específicos que estén en juego.
En resumen, durante las etapas finales de la temporada, es crucial que los equipos encuentren formas efectivas de mantener altos niveles de motivación y concentración para garantizar un rendimiento consistente y evitar la complacencia que pueda afectar negativamente los resultados de los partidos restantes. La rotación de jugadores, el establecimiento de nuevos desafíos y objetivos individuales claros son algunas de las estrategias clave que pueden ayudar a los equipos a mantenerse enfocados y comprometidos hasta el final de la temporada.